domingo, 7 de noviembre de 2010

¿Qué es la filosofía?

Preguntar qué es la filosofía equivale a preguntar por la definición del término “filosofía.”  Un término, sin embargo, puede definirse de diversas maneras ya sea mostrando los objetos a los cuáles se aplica, ya sea ofreciendo información que nos permita identificar a dichos objetos. Lo ideal, en el caso de “filosofía” sería ofrecer este último tipo de definición. Empero, ello no es posible debido a la diversidad de temas, problemas, propósitos y estilos que dicho término abarca. Lo único que puede hacerse al respecto es ofrecer una vaga caracterización que, pese a no recoger lo esencial de la filosofía, nos dé una idea de ella.

Casi todos los filósofos pretenden decir la verdad en sus reflexiones y es el deseo de hallarla lo que da origen a las mismas. Aunque a veces se diga que lo único que pretenden es comprender, lo cierto es que una buena comprensión suele implicar una determinada concepción de la verdad. Eso no significa que ocasionalmente los filósofos no tengan también otros tipos de pretensiones; incluso puede decirse que el propósito global de algunas de sus obras parece ser mixto: fuera de la verdad también pretenden mover a la acción o causar un impacto emocional. Sin embargo, casi toda la filosofía puede comprenderse mejor si se la concibe como teniendo pretensiones de verdad, aunque los filósofos difieran en su concepto de verdad y en las actividades que llevan a cabo para determinarla.

Teniendo en cuenta lo anterior, puede caracterizarse la actividad filosófica como el intento de formular, justificar y/o evaluar problemas y sus soluciones. Dichos  problemas pueden ser de interpretación de textos filosóficos o estar referidos a temas como el conocimiento humano, el comportamiento recto, el origen de lo que existe, los rasgos o características más generales de lo que es, el sentido de la vida y la felicidad, la sociedad y la cultura humana, etc. Los estilos en que las soluciones son expresadas también son diversos: meditaciones, diálogos, tratados, aforismos, ensayos, son algunos de ellos.

Es característica de la filosofía una fuerte ambivalencia: a veces hace énfasis en la argumentación sólida y la claridad conceptual, a veces, en cambio, es poco argumentativa y se expresa en un lenguaje difícil. A veces trata de temas  generales y abstractos, y a veces de aspectos concretos o específicos. En ocasiones tiene pretensiones sistemáticas y omniabarcantes y en ocasiones se dedica a problemas de detalle sin intención de establecer conexión alguna entre ellos. Por momentos, considera que la búsqueda de fundamentos es su tarea más importante (aunque lo que considere fundamental dependa enteramente de su enfoque y sus intereses), por momentos declara esta empresa fallida y pone en el mismo nivel la mayoría de las cuestiones. Por lo general, la filosofía cuestiona casi todo. Como resultado de ello, no sólo tiene diversos criterios de evaluación, métodos y nociones de verdad, sino también ha propuesto formas distintas de sociedad y de cultura, visiones distintas de la realidad (sea lo que sea que se entienda por ello) que no se corresponden con el pensamiento de la mayoría. Pero también hay veces en que la filosofía se ha vuelto conservadora, atacando aquello que ponga en cuestión el orden y las creencias aceptadas por la mayoría.

La función del filósofo

De lo anterior se deriva que las funciones del filósofo pueden ser también diversas. En general, los filósofos se dedican a la formulación, justificación y/o evaluación de problemas filosóficos y de sus soluciones. Algunos filósofos consideran que esta tarea es eminentemente discursiva, teórica y conceptual. Otros consideran que fuera de eso debe incluirse también el aspecto práctico, o sea, pasar del dicho al hecho. Por ejemplo, entre los filósofos que tienen como tema de sus reflexiones la sociedad y la cultura humana los hay que consideran que sus funciones son meramente teóricas y los que consideran que deben pasar también a la práctica. A veces los filósofos de este último tipo intentan persuadir a los de otras temáticas de pasarse a la suya. Las discusiones en ese sentido no cesan, pero cada cual se compromete ya con esta, ya con aquella forma de hacer filosofía.


La utilidad de la filosofía

Puesto que los productos filosóficos son tan diversos, incluyen temas tan distintos, es de esperar que cada uno de ellos tenga aplicaciones diferentes. Por ejemplo, los nuevos órdenes sociales, políticos, económicos o culturales propuestos por la filosofía darían origen a sociedades muy distintas de la nuestra, si fueran tomados en serio. Posturas como el realismo, el fenomenalismo o el solipsismo, de ser comprendidas, implicarían un cambio de visión semejante al que experimenta una persona que pasa de una visión de sentido común a una visión científica de la realidad. Diversos historiadores de la ciencia han reconocido, por otro lado, la importancia de la filosofía en el origen, desarrollo y organización de diversas áreas de estudio. La psicología, la sociología y las ciencias políticas son algunas de ellas.

Empero a veces el asunto de la utilidad de la filosofía se convierte en el asunto del provecho o beneficio que de ella se puede sacar. El provecho que se pueda sacar de la filosofía es relativo y depende de factores como la creatividad del que desea sacarle provecho y aquello para lo que se pretende aprovecharla. Algunos han encontrado en la filosofía la paz que tanto buscaban, otros el sustento ideológico de su discurso político o el norte que requerían para sus vidas, etc. Pero también hay quien ha vuelto su vida más amarga al entrar en contacto con ella y quien ha cometido las más grandes atrocidades en su nombre.

A veces el asunto de la utilidad de la filosofía se convierte en la simple y llana pregunta: ¿de qué viven los filósofos? Bien, la gran mayoría de los que ejercen la filosofía viven de dictar clase ya en colegios, ya en universidades. Algunos reciben, además, dinero por concepto de investigaciones. Otros se emplean en Organizaciones No Gubernamentales defensoras del medio ambiente o de los derechos humanos o hacen parte de un grupo político cuyas ideas divulgan y defienden.


Discusiones entre escuelas filosóficas

A veces las distintas escuelas o tendencias filosóficas entablan discusiones sin fin respecto de lo que sí es filosofía y lo que no es filosofía, excluyéndose mutuamente de ese ámbito. A veces esas discusiones están motivadas por el afán de dominio, en cuyo caso se trata de la lucha de las escuelas por ganarse un lugar en la historia, en las universidades, por disputarse los recursos destinados a la difusión y la investigación. Pero a veces esas discusiones se llevan a cabo por ignorancia e incomprensión. Lo que en ellas se ignora es que las escuelas en disputa son tan diferentes en sus principios que el diálogo entre ellas es imposible. Tienen nociones de verdad, criterios y métodos de evaluación tan distintos que se hace imposible la comprensión y el acuerdo. Desde nuestra perspectiva, sin embargo, pese a sus diferencias, cada una de ellas es tan parte integrante de la filosofía como la otra y todas ellas están al menos a la luz del intelecto en el mismo nivel que la otra.

1 comentario:

Diveux~ dijo...

Me parece un muy buen trabajo.